Y es que así me ha ido esta semana, con una awkwardness, como por estas tierras le llaman, de las que hace tiempo que no tenía. Principalmente se lo achaco a cambiar mi schedule (horario, para los rezagados con el inglés) unas cinco veces, y cada día distinto ser la nueva de la clase, recorrerme esos pasillos tan llenos de gente, acaban haciendo estragos en mí. Conseguir hacerte un hueco entre toda esta marea es un poco difícil, la verdad. Agobia, para qué engañarnos. Pasar de tu Celso con ni siquiera cuatrocientas personas a uno de tres mil en el que solamente en tu curso hay cerca de seiscientas ochenta personas, marca una pequeña diferencia.
No sé muy bien por dónde empezar a contarte mis aventuras, si por la gente o por el instituto en sí. Si comienzo por esto último te diré que he podido tener un montón de clases diferentes debido a mis cambios de horario, cada cual más distinta y extraña. Aquí se aprenden cosas como Fashion Marketing, o Cocina, o puedes quedarte con la boca abierta cuando el primer día de clase entré en audiovisuales y vi cerca de treinta ordenadores mac de unos cuatro mil dólares la pieza, sin contar las cámaras de vídeo que varían desde los cuatrocientos a los ocho mil dólares (estos datos nos lo dijo la profesora al tercer minuto de estar sentados en la silla). Sí, aquí no se andan con chiquitas a la hora de formar a la gente.
Por si acaso te preguntas qué asignaturas tengo, si mal no recuerdo a primera tengo latín. La profesora tiene una cara de rottweiler, y creía que era una borde integral, pero he descubierto que tiene una sonrisa guardada para la estudiante española cada vez que intento comprender del todo cuáles son las tareas. A segunda tengo español, en la que he pasado de estar en el nivel más avanzado con mi amada Ms. Rodery a estar en una clase PreAP, donde el nivel también es alto, pero sinceramente, además de que el libro enseñe cosas como la neblina y la batalla, no es que me interese demasiado (es gracioso que la gente piense que eres americana y te manden leer, y después de ese momento, todo el mundo se quede mirándome con cara de "Uy, ésta me da de que no es de aquí"). Para seguir con la onda del esfuerzo después de esa tengo matemáticas, en la que este momento estamos haciendo un cubo de cartulina, viva la dificultad! Pero luego remontando algo seguimos con US History, donde nos ponen una canción para enseñarnos que Thomas Jefferson le compró a Napoleón Lousiana. A quinta tengo English, en el que amo a la profesora, sinceramente da gusto que la gente disfrute tanto con enseñar, y ya he empezado a llevarme con la gente de esa clase cuando a principios de esta semana me parecía imposible. Después de esa clase tengo mi lunch, en el que me siento con unas amigos de mi hermana, que son encantadores, y cada vez tengo más conversaciones con ellos. Y justo cuando la hora de la siesta se avecina, soy la inteligente que tiene que rendir al máximo, porque tengo AP European History, en el que el profesor, además de ser clavado a Alec Baldwin, habla de una manera perfecta para rendirte a Morfeo. Más sueño te entra cuando miras el gracioso libro de 947 páginas exactas, y el maravilloso tema con el que empezamos es el Renacimiento y la Peste Negra. Pero todos los males se me pasan, cuando suena la campana para dar paso a la última asignatura: swimming. Ya tengo my physical, así que este lunes ya podré empezar con los entrenamientos.Todos los días tengo las mismas clases, y lo único que puede variar es hasta qué hora me voy a quedar entrenando, probablemente sea un par de horas todos los días como mínimo.
En cuanto a la gente... creo que es como a cualquier lugar que te vayas, hay de todo. En general, cuando dices que eres de Spain te miran y te dicen "That's so cool", y de ti, sólo de ti depende que te quieran seguir hablando o quedarte callada con tu coolness. Me he encontrado a gente genial, como un par de chicas de mi clase de mates que hasta me acompañan a mi clase siguiente, la clase de historia en la que la profesora, además de ser un amor trata de hablarnos super claro a las tres extranjeras que estamos en la clase, y mis compañeros me dedican una sonrisa cuando me ven. Incluso en European History, que somos diez en clase, he conocido a tres chicas muy simpáticas con las que me río. Y por no hablar de swimming, que aunque no haya podido empezar a entrenar siempre tengo un puñado de sonrisas y es la única hora de clase donde escucho un poco de español, a parte de que tengo dos compañeras hispanohablantes muy riquiñas, mi coach es profe de español, el que después de dar las instrucciones en inglés, me las dice en castellano, a parte de para asegurarse de que las entiendo bien, para aprovechar el poder hablar con alguien que tenga español puro, recordemos que soy la única española en bastantes kilómetros a la redonda.
No puedo irme sin antes tirar un tópico abajo: lo del nivel en las clases. Como muchas otras cosas que estoy empezando a aprender de este país, aquí las barreras se las pone uno mismo. Y en los estudios, no es para menos. Tienes tres niveles diferentes, y como estoy comprobando, puedes tener una clase de matemáticas en la que estés dando qué es un cuadrado, un rectángulo, un triángulo y un trapezoide, a tener una de Historia Europea en la que ya tenga fijado el primer examen para el jueves y nos entra un tema de cuarenta páginas de letra enana y sin dibujitos ni cuadros explicativos. Sí, en este país, eres tú el que decide hasta dónde quieres llegar.
Voy a dejarte con una canción de Antonio Flores y con una foto que resume bastante mi semana. Tendréis noticias mías pronto, espero no tardar una semana en encontrar tiempo para actualizar esto. Un beso vieja Europa, te echo mucho de menos, pero ya sabes, te veo en diez meses.
Antonio Flores- Siete vidas
No hay comentarios:
Publicar un comentario