martes, 23 de octubre de 2012

Anexo 1: Just know, no you're never alone, you will always get back home.

Sabía que tarde o temprano volvería a dejar mis palabras impresas en este lugar. Aunque, si te soy sincera, ni en el mejor de mis sueños pensé que tardaría tan sólo tres meses. Por dónde empezar. Las palabras, los recuerdos y las emociones se amontonan unas encima de otras. Supongo que quizás el principio sea lo más lógico.

De mis tres meses por Vigo han cambiado muchas cosas. Retomar una vida que dejé aparcada era algo que sabía que me tocaría hacer. Despertar del sueño americano no fue fácil, para qué engañarnos. El sentirse una extraña en tu propio hogar hace que las cosas se compliquen un poco más. Pero de alguna manera que todavía no sigo comprender del todo volví a Vigo, no sólo de manera física. Sino de la otra también. Me he dado cuenta de que soy una privilegiada por vivir en la ciudad en la que vivo, por despertarme cada mañana con el regalo de las Cíes por mi ventana. Por ir al instituto y ver a mi gente día a día, por mucho que segundo de Bachillerato no nos dé tregua. Por las amistades que he hecho y por las que se han afianzado. Por volver a tener a mi familia a mi lado de una manera física. Por poder abrazar a papá, besar a mamá y discutir con mi hermano sin tener un ordenador de mediador. Por encontrar respuestas donde había incertidumbre. Por estar donde mi corazón está.

Y de repente, llegó Houston. Mi idea de irme a la universidad a un lugar que no es España sigue en pie. Quizás se ha convertido en un proyecto aún más ambicioso, Escocia y Holanda se han sumado a mi lista de opciones. No saber dónde vivirás en un año es una sensación que da tanto vértigo como emoción. Y por buscarme un huequito me fui  a Houston la semana pasada. Llegar un día después de lo previsto no influyó demasiado en mis ganas de querer disfrutar mi tiempo allí. Reencontrarte con los Ragsdale y que sientas que nunca te has ido, es una sensación realmente graciosa, sobre todo cuando Pancho decide que él es el único que se puede acercar a mí. Emily, John, Chelsea y el resto de la familia de Spanish 4 entre otros me recordaron que la amistad no entiende de fronteras, que los tres primeros mencionados me han enseñado de una manera superlativa que las amistades te apoyan en tus momentos más difíciles sin importar en qué parte del globo se encuentran ellos y en cuál te sitúas tú.

Con una semana por delante me di cuenta que el tiempo es oro y Houston muy grande, así que condensé todo lo que me gusta hacer, dando como resultado momentos como un sábado en Galveston con una galería de arte en la calle, un granizado en Sonic de 6 sabores, pasear subida en el Corvette por River Oaks, almorzar descalzos en downtown perdida entre los rascacielos, volver a tener una cena en casa de los Atwater con la comida deliciosa, las bromas que enganchaban con más bromas o el descubrir qué pasa cuando ya no eres estudiante de intercambio. Esta vez me di cuenta de que con mis fotos no llegaba, así que decidí apuntar cada cosa que me llamó la atención en el bloc de notas. Pero sin dudarlo, lo que me ha dejado más sorprendida esta vez ha sido mi transcurso. Tal y como suena. Laura, el ser de este planeta que probablemente más odie volar, ha disfrutado de sus vuelos. Llámame estúpida, pero el ver Dallas cubierto por una serie de nubes que parecían de algodón y recortadas de algún dibujo, hizo que se me asomara una lagrimita. El sobrevolar Miami Downtown y Miami Beach fue un momento muy digno de película. Y ver el amanecer. El amanecer desde un avión es una de las pocas experiencias que no sé cómo describir. Es una carrera, una persecución por alcanzar la línea del horizonte donde se hace la luz, ese momento que a penas dura, en el que de repente se ilumina el cielo, dando juego a una serie de colores que desconocía que pudieran existir.

Una vez llegada a casa he tenido tiempo de reflexionar un poco. No sin antes haberme prometido el volver a pisar ese lugar, he aprendido la lección de este capítulo: Aunque la vida dé mil vueltas, siempre tendremos un lugar al que llamar hogar.

LISTA
- Hacer una diálisis-spa
- Niggas en el avión (pero de los de verdad)
- Johny, apaga el móvil que volamos (llamada de atención de la azafata a uno de los susodichos niggas)
- Un chino con barba de Confucio
- Chico sin piernas utilizando un skate en vez de una silla de ruedas
- Un grupo de ejecutivos caminando en medio de los rascacielos
- Sistema de túneles que conectan a unos rascacielos con otros
- Estudiar la carrera de "Dramatic Interiors"
- Que el campus de University of Houston se llame Cougar Town
- "There's always money in the bananas stand"
- Luces de colores aleatorias como complemento del Mini de Karina
- Sitio llamado "Pleasure Pier"
- Una casa de espiritismo
- Un libro del año 1825
- "From rocks to pantas to carparts to bras"
- "Let's be anest"
- Conducir a downtown de camino a Manil Museum en el corvette, con la música a todo volumen
- Hombre tocando jazz en una esquina
- Diferentes fotografías en el Museo de Bellas Artes
- Extraños realities de gente viviendo como perros y otros comiendo fruta de la basura
- (Hombre gritando en un partido de football americano) What day is it? (Gente responde) IT'S GAME DAY BABE
- Cientos de pájaros en línea en el poste de la luz
- Cantar a grito pelado en el carrito de golf con Emily
- Finjir querer comprar un piso muy pijo en Galveston y que nos enseñaran todo el edificio
(Azotea al más puro estilo neoyorquino incluído)
- Cartel luminoso que pone "God bless our troops"

Jason Mraz - 93 Million Miles