lunes, 20 de junio de 2011

-50: El miedo a lo desconocido y la emoción de lo nuevo.

Hoy me he animado a comenzar esto.
Probablemente ha sido hoy porque me queda un número bastante redondo de días para irme. Porque me parece tan cerca y a la vez tan lejos... El martes y el miércoles de la semana que viene vamos a la Embajada Americana en Madrid, creo que eso va a ayudar bastante a conocer un poquito mejor a los cerca de 75 valientes que vamos a embarcarnos en esta aventura. Este sábado en A Coruña tenemos la última reunión del comité organizador y de las becas antes de irnos. El sábado también volveré a hablar con mi host family. Mi familia americana. Se me hace extraño todavía. Jajaja. La verdad es que tengo muchísimas ganas de llegar a Friendswood (muy cerquita de la bulliciosa Houston), el pueblo que ha tenido el valor de acogerme durante el siguiente curso. También estoy bastante emocionada con mi familia. Parecen todos sinceramente encantadores. Shelby, mi hermana americana, va a venir en un principio dentro de poco aquí, a Vigo. No resultará raro si digo que estoy como loca ante esa idea. No sólo eso, sino que está aprendiendo español, y al parecer la madre también lo habla un poco.

Por si acaso tú, que estás leyendo esto, o cualquiera otra persona que se lo pregunte, sí, tengo miedo. De hecho, estoy muerta de miedo. Un escalofrío recorre toda mi espalda, me extremece y me retuerce. Dejo atrás mucho. Qué digo mucho, lo dejo todo. Para empezar por los abrazos de mi madre, las bromas de mi padre, las riñas con mi hermano, a toda mi familia (a los que acaban de llegar y de los que hemos llegado), y terminando por el conservatorio entero, incluyéndolas a ellas (mi alegría y mi ilusión, mis riñas continuas y mis risas entre abrazos), mi amada Sandra y mi repudiada Ari (ambas sabemos que tengo la ironía en modo ON), a muchísimas otras personas que ni a ti realmente te interesan ni yo podría enumerarlas a todas. Pero seo sí, habelas, hainas.

Como habrás comprobado soy una bomba de relojería a punto de explotar. Pero es absurdo, porque lo único que tengo son ganas de reír. Me siento enormemente afortunada. En realidad, me parece que lo soy. Creo que debería dejarte ya, me toca vivir los últimos días de curso con la gente de toda la vida y un año más (Ellos bien saben todo y cuánto los quiero). También me espera un San Juan único y un concierto de coro con sorpresa incluida.

El tiempo me está empezando a parecer oro de verdad. Sólo me queda decirte, tal cual como M. Ríos:

BIENVENIDOS

Pincha aquí para escuchar a: The Kooks - Shine on

(Te dejo con la más que optimista canción de The Kooks, Shine On, y con una foto de mi futuro insti Texano)