viernes, 27 de abril de 2012

256: As far as I go, as far as I know, I always got, a place called home.

Wow. Sabía que podía estar tiempo sin pasarme por aquí, pero tanto... sé que tengo buenos motivos para haberme ausentado, supongo que ahora tengo doble tarea tratando de resumir mes y medio de mi vida en poco menos de cinco minutos. Aunque sé que hay cierta entrada que tiene que quedar a parte.

Empiezo esto contándote el Houston rodeo. El de sombrero y botas cowboy, el mismo. Tratando de aguantar el máximo tiempo posible encima del caballo, o del toro, haciendo carreras con los carros del lejanos oeste, niños pequeños tratando de aguantar abrazados a corderitos que corren a toda velocidad (vale, ese fue mi favorito. Ver la cara de atolondrados que se les queda con toda la vestimenta cow-boy no tiene desperdicio, la verdad, jajajaja). Ir a una boda americana ya está marcada en mi lista, y es que mereció la pena.  Quedar con mis queridas holandesa y brasileña, y que a veces nuestras japonesas favoritas también se acoplen es increíble. Bárbara y Martina han pasado a ser dos nombres que me arrancan sonrisas mayores según va pasando el tiempo. Sé que había quedado en que iba a ir a Prom con ellas, pero me perdonaron el que no fuera tan pronto como supieron que me tenía que ir a Madrid por unos días. Y es que la noticia de que estaba preseleccionada para una nueva beca llegó con la alegría de que iba a ver a mis padres ocho semanas antes de lo esperado. Sé que dije en más de una ocasión "Hoy daría todo mi dinero por darles un abrazo", pero nunca pensé que eso podría llegar a ocurrir. Así, con un abrazo el viernes por la mañana de papá y mamá, fue cómo comenzó mi fin de semana en Madrid. Con la noticia de que no pasaba a la última fase y toda la tensión liberada, me di cuenta de que gracias a ese pequeño detalle, no sólo iba a pasar el año que viene con los míos durante una temporadita en Vigo, sino que pude aprovechar todo el domingo con mis padres, y de paso conocer a Bea, que no sólo cocina el mejor hummus y la mejor musaka que he probado en mi vida, sino que tiene historias que te hacen reír durante un buen rato. Sin darnos cuenta,entre montaditos y tapas, cayó la noche, y a la mañana siguiente, me encontraba una vez más en el medio de un aeropuerto despidiéndome de mis padres. Aunque esta vez sólo será por poco tiempo. Llegando a Houston tras quince horas de aeropuertos y vuelos, me di cuenta de que este lugar ya ha dejado una huella en mí, haciéndome ver cuánto y de qué manera voy a echar de menos este lugar, y sobre todo, a su gente. A mis queridos Ragsdale, que siempre están ahí para apoyarme en todas y cada una de mis decisiones, tal como las familias hacen. No sólo ellos, sino que hay cierto grupo, un grupo que me acogió con una rapidez increíble, y eses es la clase de Español 4. Es imposible pensar en algunas de nuestras Spanish Dinners y no echarte a reír. Y si la cena en si no te llega, pensemos entonces en las películas, partidos de volleyball en la piscina, encuentros aleatorios e historias y e historias que nos unen día tras día.

Poco más de siete semanas es lo que me queda. Tengo la sensación de que estoy asumiendo retos que probablemente sean los mayores que hasta ahora me haya tocado lidiar. Qué suerte tengo que me gustan los retos... jajajajaja. Os mantendré informada de lo que pase por aquí en los días venideros, y esta vez, sin un mes y medio de por medio.

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